martes, 6 de diciembre de 2011

Salto en picada

Intentando comprender a los venezolanos que se rasgan la vestidura por el presidente actual de Venezuela y sus 13 destructivos años detentando el poder absoluto para hacer lo que quiera sin que nadie ni nada lo detenga. En mi cerebro se entremezclan imágenes de horrores vividos algunos y otros vistos solo por la TV, relacionadas de alguna manera con el gobierno y que salen bien librados de la justicia. Desde el presidente hacia abajo en el escalafón gubernamental fueron durante años socavadores del sistema democrático, cuando planificaban sus golpes de estado, convirtiéndose en golpistas declarados, en ocasiones asesinos a sangre fría, promotores de vandalismo, saqueos y todo tipo de protestas violentas en los años 80 y 90 del siglo pasado, y en la actualidad señalan a cualquiera de golpista, desestabilizador, violento. Los que hoy detentan el poder en Venezuela son los mismos que ayer buscaban su destrucción y su objetivo no se ha modificado solo sus métodos de lucha.

Por ahora promueven los mas bajos institutos del venezolano, la envidia por lo que otros tienen, el rapinaje (rapiña como valor social) como forma de política. El vivir de la “yulai” diría mi mamá, quitarle el puesto de trabajo a un obrero de la construcción para dárselo a uno del partido, sin importar que no sepa ni papa de este trabajo y lo que es peor el que acepta hacerlo sin las mininas condiciones de seguridad, sin saber hacerlo, sin estabilidad laboral, aspectos tan luchados por los obreros venezolanos. Al favorecido por el partido poco le importa la calidad de los materiales, la adecuación de los terrenos, la ausencia de permisos, solo le interesa que esta con el proceso sacando a los que por tanto tiempo tenían los trabajos y ellos no. Allí están las familias invadiendo terrenos que no son aptos para viviendas y luego trancan la ciudad por los problemas que se les presentan.

Y es que mientras mas problemas tienen las comunidades es mejor para el gobierno, pues se trae el oro que servia para las reservas internacionales para hacer fiesta electoral y ganarse otros años en la presidencia a punta de neveras, cocinas colchones y una que otra casita mal construida.

Estamos en picada, la luz al final del túnel todavía se ve pero solo si detenemos la caída podremos alcanzarla y eso no ocurrirá hasta que los venezolanos que dependen de las migajas gubernamentales entiendan “QUE SI DAN MIGAJAS ELLOS SE QUEDAN CON EL LOMITO”. Cuando interioricen que para tener bienestar social es necesario ganárselo, trabajar duro y dejar de lado de una vez por todas la filosofía de la pedigüeñería.

Viviré para verlo………