Ante un comentario realizado en una red social
acerca de mi derecho a utilizar los servicios del estado a pesar de ser
opositora, pues el estado esta por encima del gobierno. Son dos cosas separadas
y mas aun el partido de gobierno no puede ser considerado el dueño del estado.
Palabras mas palabras menos escribí y una persona reconocida por su apoyo al
oficialismo me respondió “AHORA LA OPOSICIÓN SON LUCIÉRNAGAS”. No se
cual fue la intención de estas palabras sin embargo le respondí:
Si EL PUEBLO VENEZOLANO SOMOS LUCIÉRNAGAS, LUCES QUE
BRILLAMOS EN LA OSCURIDAD DE VENEZUELA.
Oscuridad originada no solamente por
la enorme ineptitud, ineficacia e ineficiencia en el manejo del sector eléctrico
nacional, que nos deja a oscuras durante horas, algunas muy difíciles para los
que se encuentran en la calle plagada de delincuentes, o en sus casa con bebes,
ancianos y personas enfermas. Que nos daña los electrodomésticos, sin que
ningún organismo responda por ellos.
Pero no es solamente esa oscuridad la que arropa
a Venezuela, hay otra aun peor, la OSCURANA GUBERNAMENTAL, esa que se estacionó
en nuestro país hace 14 años, amparada en procesos de transformación innegables
de la sociedad, pero que ha maximizado la intromisión del
gobierno-partido en la vida individual y colectiva de los venezolanos.
Oscurana que atropella, discrimina la
disidencia, desconoce al otro, al que no comparte su visión del país, que hemos
sido una gran minoría al menos cercana al 40 % en los peores momentos o
el 45 % en octubre de 2012. Esta gran minoría se convirtió en clara
mayoría en los comicios presidenciales efectuados el 14 de abril de 2013. La
primavera llegó a Venezuela y con ella millones de luciérnagas para alumbrar la
oscuridad, luciérnagas que de manera titilante se encauzan a la producción de
una luz biológica que alumbra hacia el porvenir de todos los venezolanos, en la
alteridad, reconocimiento del otro, en el respeto al trabajo de la gente
y al fruto de ese trabajo.
Pero el gobierno-partido que ha sustituido
al estado se empeña en oscurecer el amanecer de esta nueva etapa. En forma
atropellada, abusiva y fraudulenta comete la peor injuria sobre un pueblo
pacifico y esperanzado. Esquilmando su valiente decisión de cambiar al gobierno
para rescatar al estado, para rescatar a Venezuela. Luego de tal atrocidad, amparado en su poderío
militar e institucional intenta silenciar la protesta, busca apagar las
luciérnagas que vigorosas nos mantenemos encendidas como faro que en la noche guiando
el rumbo del barco perdido y llevarlo a puerto seguro. Somos luciérnagas
en la oscuridad vertida desde un gobierno que pretende quedarse en el
poder a pesar de haber perdido las elecciones, ellos lo saben, nosotros lo
sabemos y el mundo lo sabrá.
Lo cierto es que en Venezuela el candidato
del gobierno, nombrado presidente por un ardid de las
instituciones, malversó los recursos del estado en su campaña electoral,
presionó, amenazó a los funcionarios y beneficiarios de programas sociales para
que votara por él y aun así Henrique Capriles fue favorecido por la mayoría del
pueblo; sin embargo el órgano electoral, claramente identificado con el
gobierno, proclama ganador a quien perdió, le otorgan un poco menos del 2 % de
ventaja y la Asamblea Nacional lo juramenta como presidente constitucional.
Ante esta situación de fuertes indicios y
sospecha de fraude, ES JUSTO Y NECESARIO LA VERIFICACION DE TODO EL
PROCESO ELECTORAL, QUE SE MUESTRE FEHACIENTEMENTE CONCORDANCIA ENTRE VOTOS
FÍSICOS, ELECTRÓNICOS, CUADERNOS ELECTORALES Y ACTAS. Que tan difícil es
entender nuestro derecho a saber la verdad a EXIGIR QUE HAYA UN VOTO POR CADA
VENEZOLANO QUE SUFRAGÓ Y CADA VENEZOLANO HAYA SUFRAGADO SOLO UNA VEZ. ¿Cual es
el miedo a contarse?
Y las luciérnagas hemos encendido la luz de
protesta, a pesar de los milicianos, de los tupamaros, de los bandoleros
equipados por el gobierno-partido que salen de los organismos del estado, como
PDVSA raptada por el partido de gobierno, armados con equipos de guerra para acallar la protesta y sumirnos en la
oscuridad total. Un gobierno-partido totalitario que ha criminalizado la
protesta de un pueblo arrecho que cacerola en mano ha creado decibles de
acusaciones de fraude que han retumbado en el mundo entero.
Que no vengan ahora a decir que miento que yo lo
vi y viví en Maracaibo, con estas miles de luciérnagas en la calle, resonando
su voz y exigiendo que se respete su mandato constitucional. Como han
encandilado estas luciérnagas al gobierno ilegitimo, ahora solo vemos bandazos
de enceguecidos que serán iluminados por
este pueblo unido que ha despertado de su letargo.